Todo empezó en Salvatierra de Álava, municipio fundado en 1256 por Alfonso X el Sabio, villa de gran importancia en el siglo XVIII, cruce de caminos de cultura, música, comercio… entre Francia, el País Vasco, Navarra, la Rioja y Castilla, y situada en el centro mismo del camino de Santiago. En dicha localidad nacio Domingo Ramírez de Galarreta y Martínez de Abad, el padre de José Ramírez I, también nacido en la misma localidad.

José Ramírez de Galarreta y Planet

Dicen que no hay nada como hacer aquello para lo que uno ha nacido, y tener la valentía de llevarlo a cabo. Y aunque nadie dijo que sería fácil, sí satisfactorio cuando uno apuesta por lo que le dice su corazón. Ese fue el caso de mi bisabuelo, José Ramírez I, el fundador de esta casa, maestro de maestros, entre los cuales habría que destacar a su hermano pequeño Manuel, siendo José a su vez una personalidad clave en el desarrollo de la Escuela de Madrid de Constructores de Guitarras. Otros discípulos suyos fueron Rafael Casana, Enrique García (quien más tarde se estableció en Barcelona y que fue a su vez maestro de Francisco Simplicio), Julián Gómez Ramírez (quien se estableció en París) y Antonio Viudez. Y, claro está, su primogénito José Simón, el segundo de la saga.

José RI nació en Madrid, el 27 de Enero de 1858 a las 6h de la mañana. Es una curiosa coincidencia -¿sincronicidad tal vez?- que ese mismo día, un siglo antes, hubiera nacido Wolfgang Amadeus Mozart, y aunque lo único que tenían en común –desde el punto de vista astrológico- era el Sol natal exactamente en el mismo grado de Acuario, en la vida al menos ambos compartieron su amor por la música. Otra interesante coincidencia es que dos de los tataranietos de José –mis sobrinos Enrique y Javier- también nacieron en esa misma fecha un siglo después; añadiré que Enrique está en la actualidad construyendo guitarras en nuestro taller y enseñando el oficio a su hermana Cristina.

No es este el primer artículo que escribo sobre mis antepasados tomando alguna referencia de sus planetas natales. El primero que escribí fue sobre Manuel Ramírez, porque me hicieron el encargo desde Alhama de Aragón, su localidad natal. Pero de haberme animado por propia iniciativa a escribir desde esta perspectiva, para hacer justicia habría empezado por el principio, es decir, desde mi bisabuelo José, que fue quien al fin y al cabo emprendió esta maravillosa aventura en la que, dicho sea de paso, nos involucró a todos los que vinimos detrás, desde su hermano pequeño Manuel hasta mis sobrinos Cristina y Enrique.

La fuerza de la pasión de José Ramírez por la construcción de guitarras

¿Qué fuerza hay en la carta astral de José para habernos transmitido su marcada afición por la construcción de guitarras? Esa fue mi primera pregunta al decidir escribir sobre él. Y encontré la respuesta precisamente en la casa IV, la de la familia, las raíces, la herencia genética… una conjunción estrecha entre Júpiter y Plutón en la cúspide de la casa, donde su presencia es más poderosa. Y nos hablan de una personalidad intensa, incluso obsesiva, y del poder transformador y expansivo de su naturaleza, de la pasión y el entusiasmo sin duda contagiosos, así como capaces de trascender cualquier límite, todo ello acentuado por su oposición con Marte en lo más alto de la carta, en el Medio Cielo y en Escorpio. Entiendo ahora de dónde le venía ese genio terrible del que siempre hablaba mi padre cuando se refería a él. Y también entiendo su empuje a la hora de iniciar este camino guitarrero tan poco trillado partiendo de la nada.

Aunque en realidad no me atrevería a asegurar que realmente partiera de la nada, pues hay antecedentes familiares de músicos profesionales, incluso la existencia de un guitarrero contemporáneo suyo, establecido en Logroño, en la calle Mayor nº 52 hacia 1890, y con toda seguridad su hermano, llamado Antonio Ramírez de Galarreta y Planells*, de acuerdo con las últimas indagaciones que estamos llevando a cabo. Puede que tirando del hilo surjan datos interesantes que estaré encantada de compartir si consigo información más precisa.*

Lo cierto es que, hoy por hoy, no hemos tenido ninguna prueba de la existencia de algún antepasado en la familia que se dedicara a este oficio, por lo que siempre hemos creído que tuvo que ser pura vocación, ya que su padre, Domingo Ramirez de Galarreta y Martínez Abad, era constructor y por lo que sabemos gozaba de una buena situación económica, así que llama la atención que José, el primogénito, eligiera un trabajo que estaba tan mal remunerado en vez de dedicarse a los negocios de su padre, mucho más lucrativos.

¿De dónde nació la vocación de José Ramírez I?

Sin embargo hay otro dato curioso sobre Domingo, el padre de JR I, que podría apuntar en otra dirección, y es que, para ser más exactos, era constructor y Maestro carpintero. Hay que tener en cuenta que en aquella época, en Madrid, el gremio de la Madera incluía a los guitarreros. Es por tanto fácil deducir que existiera una relación entre Domingo y los guitarreros madrileños, y por supuesto entre ellos Francisco González, quien estaba establecido como ebanista/carpintero en 1849 y que fue el maestro de JR I.

No parece nada extraño, entonces, que los tres hijos mayores de Domingo (José, Antonio y Manuel) fueran guitarreros. ¿Es posible que Domingo fuera guitarrero a su vez?. La pena es que, hoy por hoy, no conocemos la existencia de ninguna guitarra construida por él, pero es algo a tener en cuenta, sobre todo ahora que hemos descubierto a un guitarrero más en la familia, Antonio Ramírez de Galarreta en Logroño, hasta hoy desconocido.*

Y además, hay otro dato más que, tirando del hilo, me llevó a algunas conclusiones que podrían añadir leña al origen de la inclinación guitarrera de JR I. Mi padre siempre nos contaba que su abuelo, JR I, era masón, concretamente Maestro de Ceremonias, pues llevó el bastón que representa dicho cargo. Hay que añadir que no era raro que, en aquella época, los profesionales con una formación fueran masones, lo que les permitía acceder a una información y a unos conocimientos que de otro modo no podrían obtener. Probablemente su padre también lo fuera, además de ser amigo del marqués de Salamanca, con quien construyó el barrio de Salamanca de Madrid y quien, como es bien sabido, era masón.

Hace poco recibí la información de que, posiblemente, el marqués de Salamanca fuera a su vez amigo del padre de Torres*. Claro que no puedo afirmar si Torres era masón o no, pero sí que fue amigo de JR I, como se puede ver en unas cartas de Tárrega que conservamos dirigidas a él, en las que se refleja la estrecha amistad de José con Torres. Y si tenemos en cuenta esto, sería como cerrar el círculo por caminos insospechados, como muchas veces sucede en el juego de la vida, y de la masonería a la guitarrería se establecería un puente que, en este caso, explicaría porqué José hizo esa elección tan peculiar.

En cualquier caso, la afición a la guitarra en nuestra familia no solo estaba enfocada en su construcción, puesto que José también tocaba la guitarra, por lo que se deduce de las anotaciones que figuran en un libro de cuentas suyo que conservamos, donde se reflejan, periódicamente, ingresos por “clase de guitarra”. Al igual que al menos dos de sus hijos: José y Luis, que también fueron guitarristas profesionales. José, además de aprender el oficio de su padre, a la edad de 20 años viajó con un grupo de artistas a Sudamérica, contratado como guitarrista, más conocido como Simón, o José Simón. En cuanto a Luis, perteneció al Trío Español y posteriormente al Trío Alpino, de laúd, bandurria y guitarra.

La personalidad de José Ramírez I

Volviendo a JR I, como dato interesante que sirve para describir su personalidad, está el hecho de que era el padrino de la mayoría de los bebés de su barrio. La razón de ello era que, en aquella época los bebés nacidos de familias que no tenían medios para pagar el bautizo de sus hijos, eran inscritos en los archivos de la parroquia como “pobre de solemnidad”, marcándoles de por vida, como una predestinación fatal. Pero cuando José era el padrino, se llevaba al sacerdote a la sacristía, desde donde se oían las voces de la acalorada discusión, hasta que el sacerdote siempre acababa por renunciar a realizar la inscripción nefasta. Finalmente, bastaba con que el cura viera a José encabezando la comitiva bautismal para que ya renunciara de antemano a hacer la anotación, como un pacto tácito de paz.

También contaba mi padre que, por aquellos tiempos, había una guerra declarada entre tranviarios y carreteros. Como los tranvías solo pueden circular hacia delante, y para los carreteros hacer la maniobra de ir marcha atrás era verdaderamente complicado, los conflictos que se producían en los cruces eran bastante frecuentes. Concretamente, en la entrada de la calle Concepción Jerónima, justo enfrente de la guitarrería de José, solía ocurrir que los tranviarios, al ver venir a un carretero de frente, entraban en el cruce y se paraban ante la carreta impidiéndole el paso. Así que el carretero se veía obligado a dar marcha atrás tirando de los caballos, con toda la dificultad y aparatosidad que ello implicaba. En más de una ocasión José salió en defensa del carretero, lo que concluyó en el hecho de que, cada vez que un tranviario veía a José apostado en la puerta de su guitarrería, inmediatamente se paraba cediendo el paso a la carreta, evitando así provocar las iras del aguerrido guitarrero.

El espíritu inquieto e innovador de José Ramírez I

JR I empezó su aprendizaje nada menos que a la edad de 12 años en el taller de Francisco González, en 1870, y se independizó trasladándose a la Cava Baja 24 en 1882. Así que podemos decir que la dinastía de guitarreros Ramírez comenzó en 1870, aunque la firma nació en 1882, fecha que ponemos en todos nuestros escritos al referirnos a la fundación de la casa.

Creo que José Ramírez I es un gran desconocido, incluso para los que somos su familia, y me ha llevado tiempo indagar sobre él, sobre su vida y su personalidad que, si me fío de su carta astral y de algunas puntadas sueltas que fue dejando mi padre, JR III cuando hablaba de él, pienso que fue un personaje interesante, con una gran riqueza interior, pero con una imagen exterior austera y poco dada a expresar las complejidades de su naturaleza.

De lo que no me cabe duda es de que fue un espíritu inquieto, un luchador que tuvo que afrontar una vida muy difícil, poblada de pruebas, de esas que “endurecen las vísceras”, como decía mi padre, pero que también desgastan, y cuyo legado obtuvo un reconocimiento inferior a lo que realmente representó para la evolución de la guitarra. Es decir, mucha lucha, logros valiosos y efectivos, destacados en su momento, pero fácilmente olvidados después.

En 1897 ganó la medalla de oro en la Exposición Regional de Logroño. Y su creación más conocida fue la guitarra de tablao, que desarrolló a petición de los guitarristas flamencos de la época que necesitaban una guitarra con potencia suficiente para hacerse oír en grandes espacios, a diferencia de las guitarras flamencas que, hasta entonces, se tocaban en espacios reducidos, en la intimidad de los grupos que “cabían debajo de un paraguas”. Pero las voces de esas guitarras se perdían en los tablaos, así que la guitarra que creó José fue un gran paso adelante, no solo en el volumen, sino en su buena calidad.

Mi padre decía que Manuel, al instalarse por su cuenta, se llevó el diseño de la guitarra de tablao de JR I, y la continuó construyendo, aunque después fue realizando modificaciones que mejoraron el modelo hasta constituir la base de la actual guitarra flamenca. Sin embargo, yo no tengo esto tan claro. Creo más bien que la guitarra flamenca posteriormente desarrollada por Manuel es otro concepto totalmente diferente a la guitarra de tablao en la que, en principio, se basó. Pero no son modelos comparables.

En nuestra colección tenemos tres guitarras de tablao de José que tienen un sonido precioso, a pesar de que se trata de guitarras tatarabuelas. A los guitarristas que las han probado les ha gustado mucho su calidez y nitidez, y más aún a los clásicos que a los flamencos, lo que son las cosas. Son guitarras que suenan a historias olvidadas, a atardeceres de verano, a reunión de amigos; su sonido es cálido, íntimo, pero redondo y rico; una suena un poco metálica –es de arce, al fin y al cabo- y muy especial; las otras son de ciprés, un sonido al que estamos más acostumbrados. Y no hace mucho, un buen amigo* de esta casa me comentaba que tenía acogidas en su colección dos guitarras de tablao, una de José y otra de Manuel, y no veía ninguna diferencia significativa entre ellas.

También conservamos una guitarra de señorita, con un sonido encantador. Se llama Carmen. Al menos eso es lo que está escrito en el delicado dibujo de su cabeza. Y a lo largo de los años he recibido algunas fotografías de piezas únicas, de una notable belleza, construidas por José, lo que me llevó a comprender que era un gran artista, además de un buen guitarrero.

Los hermanos José y Manuel Ramírez

Es inevitable hablar de JR I sin hablar también de Manuel, y más aún después de revisar su recorrido profesional desde que se separaron. No cabe duda de que José fue el maestro de Manuel. Sin embargo parece ser que la propiedad del taller de Cava Baja 24 no era de José.

Guiándome por una de las fuentes que he consultado, Manuel aparece como guitarrero en Cava Baja 24 en el año 1890, donde además vivió con su mujer y sus suegros hasta 1905, y en cuya planta baja su suegro tenía una hojalatería. Pero también es cierto que el piso de Cava Baja 24 lo heredó mi abuelo.

De hecho, tenemos en la colección una guitarrita de escaparate con su etiqueta fechada en 1889, con esa dirección. Entiendo que esa casa fue heredada por mi abuelo, pues allí vivieron mis abuelos, mi padre y su hermano Alfredo, desde que llegaron de Buenos Aires hasta unos cinco años después del fallecimiento de mi abuelo JR II en 1957. Todavía me acuerdo de la casa y del portal, aunque yo era muy pequeña. Era un portal oscuro, pequeño, que olía a antiguo, con una portezuela chirriante de madera y cristal en la entrada, y a la izquierda daba la vuelta la escalera de peldaños desgastados de madera, la barandilla de forja.

El tema relacionado con el taller de Cava Baja es un poco confuso, ya que no dispongo de datos oficiales sobre la existencia del taller de los hermanos, pero sí guitarras con etiquetas que lo certifican. En ese periodo de 1882 a 1886-87, José le enseñaría el oficio a Manuel.

La información que yo siempre tuve acerca de la relación entre los hermanos fue que Manuel en 1887-88 quiso independizarse y montar su taller en París, para lo que le pidió ayuda a José y este le dejó dinero para poder realizar su sueño. Luego resultó que Manuel, seguramente debido a algún imponderable que frustró el proyecto, se quedó en Madrid y terminó por instalarse en la Plaza de Santa Ana en 1890, aunque al parecer aún vivía en la Cava Baja. Más tarde trasladó el negocio a la calle Alrabán 11, aunque luego montó el taller en el número 6 y la tienda en el 10, y más tarde de nuevo en el 11, donde también trasladó su vivienda en 1910. En esa dirección continuó su viuda hasta 1921.

Sin embargo, siguiendo la línea de la fuente citada anteriormente, me ha sorprendido el hecho de que más parece que fue José el primero en irse, ya que dejó el taller de Cava Baja en 1886-87, instalándose en la Plaza del Rastro 4, y allí permaneció durante un año para trasladarse a Concepción Jerónima 2, donde continuamos sus sucesores hasta 1995. En esa casa vivía su padre hasta su muerte en 1896.

Lo extraño es que en realidad parece ser que Manuel continuó en la Cava Baja hasta 1905. Y me llama la atención que el periodo clave entre 1886 y 1888 en que los hermanos se separan, se encuentra también el momento en que su padre, Domingo, hace sus últimas voluntades, en 1887, aunque falleciera 9 años después.

Durante mucho tiempo he creído, muy maravillada por cierto, que mi bisabuelo, JR I, vivió en el establecimiento de Concepción Jerónima con su mujer y sus hijos. La razón de estar tan maravillada es porque yo conocía bien ese local, y era tan pequeño que me resultaba imposible entender cómo podía haber ahí, además del taller en la planta de arriba y la tienda en la de abajo, espacio para que viviera siquiera una sola persona. Al fondo había un servicio y una pequeña cocina; pero para dormir tendrían que haberse amontonado unos sobre otros y, aún así, no había sitio ni para eso. Claro que en cierto modo aquello me fascinaba y, a mis ojos, convertía a mis bisabuelos en unos magos con increíbles habilidades para el aprovechamiento del espacio (es notable lo que a veces somos capaces de creernos los que somos así de románticos y poco prácticos en ocasiones).

Sin embargo, con las recientes indagaciones descubrí que mi bisabuelo, en aquél periodo, vivía en un piso de su propiedad en la Carretera de Extremadura, mientras su taller estaba en Concepción Jerónima, y la vivienda de su padre estaba en la misma dirección que tuvo que ser la vivienda a la que se mudaría más tarde, en 1895, un año antes del fallecimiento de mi tatarabuelo. Debo reconocer que esto me aportó un considerable alivio, aunque el asunto perdió para mí el encanto de que mis bisabuelos tuvieran el mágico don de hacer posible lo imposible.

En cuanto a la cocina que había al fondo de la tienda, es cierto que mi bisabuela María cocinaba ahí. Probablemente sería una medida práctica para comer donde pasaban la mayor parte del tiempo. De hecho, según me contaron, había un guitarrista flamenco que le gustaba mucho a mi bisabuela (cómo tocaba la guitarra, aclaro) y ambos se tenían mutuo afecto. Y cuando él iba a la tienda le gustaba sorprenderla cogiendo una guitarra y poniéndose a tocar, de forma que ella, en cuanto le oía, le reconocía de inmediato y salía de la cocina a saludarle y a escucharle tocar, emocionada.

Volviendo a los hermanos, el periodo en que trabajaron juntos, en la Cava Baja 24, estaría comprendido entre 1882 y 1887. Se entiende que sería ahí donde José le enseñaría el oficio a su hermano pequeño Manuel.

Existe una guitarra* cuya etiqueta reza:

GUITARRERÍA
DE
JOSÉ RAMÍREZ DE GALARRETA Y HERMANO
CONSTRUCTORES
Con la dirección de Cava Baja 24

Lo mejor de esta guitarra es que, en su interior, la tapa está profusamente estampada con el siguiente sello:

FÁBRICA DE GUITARRAS
MANUEL RAMÍREZ

Podría decirse que se trata de un ataque de ira, pero en cualquier caso está claro que Manuel se estaba reafirmando y creo que expresando un marcado deseo de independizarse así como su autoría de dicha guitarra. No parece un preámbulo muy pacífico en lo que respecta a la separación que más tarde se produjo. En realidad, no tengo ni idea de lo que verdaderamente sucedió entre José y Manuel. Lo único que sé es que dejaron de hablarse para siempre.

Murió Manuel antes que José, sin haberse llegado a reconciliar. Es algo que a mi me impresionó mucho cuando mi padre nos lo contó. Y también saber que en tiempos de mi abuelo existía la prohibición tácita de no mentar a Manuel en modo alguno, como si jamás hubiera existido. Pero fue mi padre, JR III, quien le recuperó y restableció su lugar en nuestra familia.

En la carta astral de JR I hay un claro indicio sobre un infortunio relacionado con un hermano, algo que sin duda le causó un gran dolor que le dejó marcado para el resto de su vida. (Mi padre tenía este mismo punto en su carta, aunque en su caso el infortunio fue la muerte de su hermano Alfredo, y que le dejó una profunda herida). En el caso de Manuel, lo que se refleja es una lucha de poder con un hermano que, como la vida misma demostró, terminó de forma dramática también para él.

A mí, personalmente, me gusta creer que en alguna dimensión de la realidad sus almas se reconciliaron, que quizá hubo algún planeta cómplice que en el último momento puso en sus mentes y sus corazones un pensamiento de afecto y de perdón, fuera cual fuera la ofensa y el ofensor. Quizá el recuerdo de cuando ambos, por su amor a la guitarra, por haber compartido sus conocimientos y talento, y porque fueron maestro y discípulo, les llevó a lugares comunes más amables de la historia que vivieron y que les hizo grandes, a cada uno a su manera.

Lo cierto es que ambos dejaron un legado al mundo de la guitarra que ha contribuido a lo que ahora tenemos y disfrutamos, como guitarreros y guitarristas, y como aficionados también. La historia sigue, y que lo siga haciendo desde un cruce de caminos conciliador, donde mi padre se paró un momento para traer a Manuel de vuelta a casa, a nuestras raíces.

Así que termino este escrito reuniendo a José y a Manuel. Seguro que ambos, ya lejos de las rencillas que los malentendidos y los resquemores traídos por una decisión que quizá se viviera como traición, ofensa o injusticia, verían ahora todo esto desde la serena perspectiva del tiempo que todo lo cura, y orgullosos de que sus tataranietos sigan amando y desarrollando el oficio que José emprendió cuando tan solo tenía 12 años de edad.

Escrito por Amalia Ramirez

Noviembre 2013

Anotaciones

* El apellido aparece a veces como Planet, o Planells, Planel, Planell, Plannell.

* Agradezco su colaboración a Pablo de la Cruz por sus aportaciones históricas sobre José Ramírez I y su amistad con Torres y su relación con Tárrega. A Anselmo Lanzas, por facilitarme la información sobre las dos guitarras de tablao de los hermanos que atesora en su colección. A Félix Manzanero, que nos abrió su tienda-taller para mostrarnos una guitarra muy especial de su colección cuya etiqueta reza: “José Ramírez de Galarreta y Hermano” de la Cava Baja 24, que menciono en este escrito. También hago extensivo mi agradecimiento a Xosé Crisanto porque es una rica y al parecer inagotable fuente de información sobre esta casa, por los frutos de su investigación incansable. Dentro del mismo campo de investigación, agradezco sus aportaciones a nuestro nuevo amigo José Juan Fernández acerca de la aparición en escena de Antonio Ramirez de Galarreta y Planells, guitarrero de Logroño. Y, por supuesto, a Miguel Martínez, quien no solo sigue prestándonos su memoria de las historias de esta casa, sino que nos acompañó al taller de Félix Manzanero con sus inventos para hacer unas estupendas fotos del interior de la guitarra de las “estampaciones compulsivas” del sello de Manuel.

Bibliografía consultada

En Torno a la Guitarra”. Ediciones Casa Ramírez. José Ramírez III.

“The Vihuela de Mano and The Spanish Guitar. A Dictionary of the Makers of Plucked and Bowed Musical Instruments of Spain (1200-2002).” The Sanguino Press. José Romanillos Vega & Marian Harris Winspear.

Suscríbete a la Newsletter / Subscribe to our Newsletter

Suscríbete a la Newsletter / Subscribe to our Newsletter

Quieres saber más de nosotros, conocer nuestras novedades o enterarte de los últimos descuentos? Suscríbete a nuestro boletín y te mantendremos al día 😉

Do you want to know more about us, find out about our news or find out about the latest discounts? Subscribe to our newsletter and we'll keep you up to date. 😉

¡Te has suscrito satisfactoriamente!