El período en el que mi padre, José Ramírez III, dedicó más tiempo a la experimentación fue entre los años 50 y los 70. Y, claro está, les tocó el turno a los barnices.

Por aquella época el barniz que se empleaba con las guitarras, tradicionalmente, era la gomalaca. Así que lo primero que hizo fue coger una guitarra terminada en madera, es decir, sin barnizar aún, y probarla. El sonido fue un sonido pobre y nada agradable. Entonces le aplicó gomalaca, y de aquella misma guitarra brotó un sonido bello y rico.

¿Cuál sería el resultado de utilizar barniz que cristaliza áreas amplias?

La cuestión era que mi padre pensaba que si la gomalaca, que produce cristalizaciones pequeñas, y aun así, favorecía el sonido, qué ocurriría al utilizar un barniz que cristalizara en áreas amplias, como sucedía con los barnices grasos de los violines, pero que tienen el inconveniente de que necesitan mucho tiempo de secado, normalmente de un año o más.

No obstante, como era de esperar, hizo el experimento y se lo comentó a Andrés Segovia que, desde aquel momento, estaba impaciente por probarlo, y le llamaba con cierta frecuencia preguntando cuándo estaría esa guitarra lista, pero, aunque la tenía bajo una lámpara de rayos infrarrojos para acelerar el secado, el barniz seguía pringoso. Cuando, transcurrido cerca de un año comprobó que el barniz ya estaba seco, le llevó la guitarra a Segovia. Poco tiempo después se la devolvió con todos los pelos de su brazo pegados al barniz, quejándose de que se le pegaba por todos lados (bueno, la frase exacta fue: «es muy doloroso tocar esta guitarra»).

El descubrimiento del barniz para guitarras idóneo

Así que siguió buscando por otro lado, sin saber muy bien por dónde dirigir sus investigaciones, hasta que un día se presentó en la tienda un vendedor de paraguas.

Mi padre se fijó en el mango de uno de esos paraguas, que tenía un barniz que llamó su atención, e indagando sobre su procedencia, llegó al fabricante de aquel barniz que era de urea. Después de varias pruebas se llegó a la combinación idónea y fue la que empezó a utilizar desde entonces, con gran éxito, pues favorecía no solo la riqueza del sonido sino también su proyección, dado que producía precisamente las cristalizaciones amplias que estaba buscando.

Pionero en la utilización del barniz de poliuretano en guitarras

A principios de los 90 se prohibió el uso de este tipo de barniz, y entonces mi padre empezó a utilizar un barniz de poliuretano con unas características muy similares a las de urea. Que yo sepa, fue el primero en utilizar este tipo de barniz en guitarras españolas que ahora, con diferentes calidades según el constructor o el fabricante, es empleado habitualmente en el acabado de este tipo de guitarras.

Abandonó su romántica idea de los ricos y untuosos barnices grasos, con mucho pesar por su parte. Y hace pocos años, mi sobrino José Enrique, hablando de este asunto con su maestro constructor de violines, le dijo que a mi padre le habían asesorado mal, que si aquel barniz no se secaba era porque la fórmula no estaba bien hecha. Bueno, ahora es una asignatura pendiente que mi sobrino ya tiene el proyecto de retomar. Y a ver qué pasa.

Artículo escrito por Amalia Ramírez.

Suscríbete a la Newsletter / Subscribe to our Newsletter

Suscríbete a la Newsletter / Subscribe to our Newsletter

Quieres saber más de nosotros, conocer nuestras novedades o enterarte de los últimos descuentos? Suscríbete a nuestro boletín y te mantendremos al día 😉

Do you want to know more about us, find out about our news or find out about the latest discounts? Subscribe to our newsletter and we'll keep you up to date. 😉

¡Te has suscrito satisfactoriamente!