Andrés Segovia le dio a la guitarra clásica una jerarquía instrumental, colaborando de forma estrecha con grandes compositores y mostrando los diferentes colores de sonido que puede aportar este instrumento.
Te dejamos una parte del documental «Andrés Segovia en la Casa de Los Olivos» donde el maestro nos enseña los timbres de la guitarra.
¿Cómo es que, a pesar de que la guitarra gozó de mucho éxito en el siglo XIX, aún no había un repertorio cuando usted comenzó?
La guitarra es un instrumento muy complicado. Como es el único instrumento de cuerda realmente polifónico, es imposible componer si no la tocas y si no la tocas bien.
Es como una orquesta a la que podemos ver con unos prismáticos al revés. Lo que trato de decir es que la guitarra contiene todos los instrumentos de la orquesta, pero a una escala sonora menor.
Tiene muchas tonalidades, una gran diversidad de timbres y es necesario desarrollar esas cualidades del instrumento. Más que de escuchar música, se trata de soñar con la música.
¿Quiere decir que cuando un compositor le escribe una pieza, luego usted decide qué tonalidad usar? ¿O ellos le dictan lo que quieren?
Cuando me dictan la orquestación de su trabajo para guitarra, casi siempre me da la risa porque es imposible. Lo que pretenden es imposible.
¿Cuál es la reacción inicial de los compositores cuando les pides que escriban para guitarra?
La reacción inicial pasa a ser permanente porque, desde el principio, cuando oyen a alguien tocar con la guitarra una de sus composiciones, ya no dejan de escribir para guitarra.
Castelnuovo ya ha compuesto unas 140 piezas, Ponce lo mismo, Torroba, Turina, Transman, Villalobos. Todos han seguido hasta el final.