Diego García, más conocido como «Twanguero» nos habla sobre las curiosidades de su nombre y nos explica la creación de su último disco «Carreteras Secundarias vol.2».

Además, nos muestra sus guitarras Ramírez y su relación con nuestra familia. ¡No te pierdas este post!

Origen del nombre de Twanguero

El nombre de «Twanguero» viene de la palabra «twang» que es una onomatopeya de cuando una cuerda vibra, como la de un arco o la de una guitarra. Así, «twanguero» es quien hace vibrar las cuerdas.

El «twang» se puede aplicar a cualquier guitarra. Obviamente, proviene de las guitarras eléctricas y se relacionó con el sonido de los años 50, de las guitarras surf de California, pero realmente, se puede aplicar a cualquier vibración de cuerda.

La guitarra española también tiene el «twang», más que ninguna, y los flamencos lo hacen cuando realizan el Alzapúa, que tocan más hacia el puente. Eso también es sacarle el «twang» a la guitarra española.

Combinación de púa y uña

Yo traté de mezclar un poco las técnicas de guitarra americana, que se utiliza la púa, y adaptarlo al sonido del nylon, tener esa fusión donde con una púa de plástico y la combinación de las uñas puedo conseguir dos sonidos diferentes. Es como tratar de tener dos guitarristas en uno.

Con la púa puedo conseguir una diferencia de color y tono entre las cuerdas graves y agudas y quizá, solamente con la uña no podría hacerlo, porque es una cuestión de posición de la mano, donde el pulgar, al tenerlo totalmente horizontal, dificulta la posición.

La guitarra Ramírez

En mi último disco volví a mis raíces, porque yo empecé estudiando en el conservatorio, tocando una guitarra con cuerdas de nylon y, en concreto, una Ramírez.

Cundo inició la pandemia me quedé viviendo en California y justo acababa de adquirir mi nueva Ramírez Tablao, recordando mi infancia y mis orígenes. Así que le metí un montón de horas a la guitarra española.

El nuevo disco estudia las músicas de América. El volumen 1, que lo saqué en 2017, cubría más la parte norteamericana y, este volumen 2, está más centrado en las guitarras latinoamericas.

Por ello, no había otra manera de hacerlo que con una guitarra de nylon y, en concreto, con esta guitarra tablao, con la cual me identifiqué mucho y la estudié mucho durante un año.

Grabación del volumen 2

Empecé a grabarlo en el desierto de Joshua Tree, que está a dos horas de los Ángeles. La verdad es que no me acabó de gustar como sonaba, no tengo ninguna base científica para esto, no sé si el grado de sequedad o de humedad puede afectar.

Yo, como buen músico, me considero todo intuición, pero sí que es verdad que en el desierto no me acaba de gustar. Entonces, cuando llegué a Costa Rica, en la parte de la jungla del Caribe, durante los primeros días, hasta que se acostumbró, la guitarra hizo su ajuste y, de alguna manera, yo creo que se dio cuenta de que había vuelto a casa.

No puedo decir técnicamente como se ajustó, pero sonaba especialmente bien, transmitía mucho mejor que en un clima especialmente seco. También mi interés era hacer como una especie de homenaje al bosque, por eso me fui a la jungla a hacerlo.

Consistía en homenajear a los árboles por ese regalo que me habían dado en forma de guitarra, que es el instrumento que ha condicionado mi vida.

Homenaje al bosque

Yo lo que quería era cerrar el círculo entre el bosque, el constructor de guitarras, que en este caso es Ramírez, y el músico, que podría haber sido cualquier otro, no hacía falta que fuera yo, pero en este caso era yo el que estaba allí.

De este modo, yo quería cerrar el ciclo y darle sentido al hecho de cortar un árbol. Es decir, yo como guitarrista siempre me sentía un poco culpable, pero se cortan árboles por una buena razón, para hacer guitarras de alta calidad y para devolverles al bosque en forma de música, esa ofrenda.

Poco antes de la pandemia me invitaron a tocar en una ceremonia de Ayahuasca. Es como un ritual en el que haces un viaje mental o espiritual y yo me vi en la jungla, tocando la guitarra, rodeado de pájaros, del sonido de las chicharras.

Curiosamente, cuando yo me sentaba por las mañanas a tocar unos acordes, las chicharras bajaban de volumen, aquello fue espectacular.

El viaje de mi volumen 1

Mi idea de hacer el volumen 2 era viajar, ya que para mí, el viaje está absolutamente ligado a mi forma de entender la música. He hecho discos en Argentina, en Los Ángeles, en México.

El volumen 1 de Carreteras Secundarias es un viaje que empezó en Chicago y terminó en la Patagonia. El viaje es fundamental, porque es donde yo tengo contacto con las músicas a las que me quiero acercar, con los buenos músicos, buenos y buenas guitarristas que me pueden enseñar cómo ven ellos la guitarra en esas latitudes.

Al fin y al cabo, la guitarra es un árbol, es transformado y, dependiendo de la vida que le des, está más vivo o más muerto, la guitarra está viva cuando la tocas. Entonces, yo quería escuchar la guitarra en un entorno de árboles y también me influyó mucho la cocina, la tradición afro que tienen en el caribe, con las langostas y el pescado que se comen con las manos, te ponen las uñas muy fuertes, por lo que también estoy alimentando la ejecución.

Obviamente, mis influencias no solamente son musicales, me puedo inspirar en una puesta de sol en el pacífico. Eso me puede dar los colores y a mí me gusta mucho relacionar los colores con las notas.

Es tener los sentidos muy abiertos para tratar de llevar toda esa información y tratar de centrarla en las manos, contar historias.

Como conseguí la guitarra Ramírez

Esta guitarra la tengo de hace muchos años, llegó a mis manos de una forma curiosa.

La habían construido a finales de los 80 y creo que fue de las primeras con estas características, de las primeras Ramírez que se puede enchufar, que puedes tocar en un escenario grande y fue construida para un reconocido artista al cual fui a hacer un trabajo de música y me la dio.

Me recompensó ese trabajo en vez de con dinero con esta guitarra a la que no le puedo poner cifra, por todo lo que significa para mí. He podido reinventar mi carrera gracias a este modelo de guitarra.

Amantes de la guitarra en Estados Unidos

En Estado Unidos todavía está considerada la figura del guitarrista, todavía hay amantes de la guitarra. Hay una cosa que me sorprendió mucho las primeras veces que fui a tocar a Estados Unidos y son todas las asociaciones y clubs de amantes de la guitarra que son privadas, muchas por la costa oeste, aunque hay repartidas por todo el país.

Allí vas a tocar para un público de a lo mejor 200 o 300 suscriptores y, una vez al mes, normalmente, suelen traer a cierto tipo de guitarristas. Suelen ser acústicos, me refiero a que tocan guitarra acústica o guitarra española y suelen ser conciertos más de solistas.

Ese circuito está muy bien porque es privado y es de amantes de la guitarra. Yo he ido varias veces a tocar y es como fiestas privadas donde de repente tienes a 200 personas escuchando a un guitarrista, hay un amor y un respeto por el instrumento, hay una pasión de la audiencia por escuchar a intérpretes y especialistas en un instrumento que representa absolutamente el folclore mundial.

La guitarra y España

Allá donde vayas vas a encontrar a un guitarrista bueno, pero es verdad que hay una asociación muy fuerte entre guitarra y España. Es un tándem que está instalado en el ideario americano, quizá por eso primeros viajes que hicieron el maestro Andrés Segovia o Sabicas, que instalaron ahí la guitarra a un público más selecto.

Ese binomio guitarra – España es muy fuerte y poco aprovechado. Algún guitarrista de España va regularmente a tocar a Estados Unidos, como el maestro Vicente Amigo, que es muy querido en Estados Unidos y Tomatito también sé que ha ido algunas veces, pero por lo general, veo que con todos los maestros que hay en España, pocos están yendo a tocar allí, en mi opinión.

Creo que quizá por parte de las instituciones o incluso de la parte del gobierno que tiene que ver, no solo con cultura, sino con investigación y desarrollo, podría haber un poco más de apoyo a esta tradición que nos representa.

Toda la trayectoria de la guitarra española en la historia de los últimos dos siglos es una cosa que realmente se ha exportado, pero sin ayuda de nadie.

La guitarra tal y como la conocemos nació en Almería. El maestro Antonio Torres fue de los primeros que hizo eso y naturalmente se fue divulgando por el mundo, pero sin el apoyo de nadie.

Creo que no estaría de más adoptar esa figura, ese binomio de guitarra y España, usándolo como un «arma» cultural con la que nosotros podemos defendernos en el panorama artístico mundial. Pienso que debería haber más guitarristas españoles saliendo fuera y siendo apoyados por los diferentes organismos que tengan que ver con el gobierno y con la marca España.

Tenemos ahí una buena herramienta como para representar nuestro folclore y nuestra cultura y, sobre todo, esa trayectoria de esfuerzo de los músicos por seguir esa tradición que otros hicieron antes que nosotros y dar un pasito más en este arte que es la guitarra española que incluye la música, la construcción de estos instrumentos maravillosos de los cuales el resto de guitarras del mundo se han basado, porque sale de aquí la figura de la guitarra.

Relación con la familia Ramírez

Mi relación con la familia Ramírez empieza en California cuando nos conocimos en el Nam Show. Es una feria en la que toda la industria del instrumento musical se junta una vez al año.

Ellos estaban allí y yo me acerqué para ver una Ramírez que era una pasada de guitarra. Me puse a tocar y la gente que estaba por allí empezó a formar un corrillo, miré a la derecha y vi a Cristina Ramírez.

Allí nos hicimos amigos y empezó una relación de guitarras y música. Han venido muchas veces a verme tocar y la verdad es que es una pasada ya que se juntó un instrumento que he tenido de muchos años con una relación personal.

Además, viajo mucho y, si necesito cualquier cosa, los Ramírez están dispuesto s ayudarme.

Mi otra guitarra Ramírez

La razón por la que elegí esta guitarra para tocar en directo es porque combina perfectamente la tradición, al ser una guitarra española, con la modernidad y la practicidad que tiene los americanos.

Es una guitarra que se enchufa, que se acopla muy bien al cuerpo, en la cual puedo alcanzar los trastes de abajo. Es una guitarra preciosa y a los americanos les encanta. Yo la llamo la Spanish Cowboy.

En el disco utilicé la guitarra de tablao que tiene otro tacto, un sonido más profundo y creo que esta tiene la auténtica fusión con la que yo puedo tocar la música que yo hago, la cual es una mezcla de la guitarra española, pero con esos toques norteamericanos.

En Estados Unidos digamos que la idea que tienen de la guitarra española siempre ha estado ligada al flamenco o a la guitarra clásica. Entonces a mí me apetecía darle una vuelta de tuerca y acercarles la guitarra española pero con su propio lenguaje, cosa que, no sé si es mejor o peor, pero al menos es único.

Yo he estado tocando en Nashville, en Nueva York, en Florida o en Bakersfield, que es la ciudad del country y he llegado con esta guitarra y me decían: «Men, what is this?». No se imaginaban que una guitarra española podría sonar así.

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