En Guitarras Ramírez, cada guitarra nace de una historia única que comienza mucho antes de que las manos del guitarrista rocen sus cuerdas. La elección y el corte de la madera son, sin duda, los pasos más decisivos para garantizar un instrumento que combine belleza, resistencia y, sobre todo, excelencia sonora.
En un reciente vídeo de nuestro canal de YouTube, Amalia Ramírez comparte la importancia de esta primera fase del proceso artesanal: cómo cortar la madera para obtener guitarras con una calidad inigualable. Un gesto tan simple como usar una cuña para abrir un tronco puede marcar la diferencia entre un instrumento ordinario y una guitarra capaz de emocionar en cada nota.
El corte tradicional: seguir la beta de la madera
Durante décadas, en nuestro taller se trabajaban troncos completos de cedro y abeto, maderas elegidas para las tapas armónicas por su proyección y riqueza tímbrica. Con la ayuda de una cuña, se abría el tronco siguiendo la dirección natural de la beta. Esta forma de trabajar aseguraba un corte perfecto, alineado con la estructura interna de la madera.
El resultado eran tapas con fenómenos únicos como el espejuelo, un brillo especial producido por vetas cruzadas que dotan de vida al instrumento, o las llamadas garras de oso, unas marcas singulares que para algunos guitarristas pueden parecer imperfecciones, pero que en realidad revelan maderas de máxima calidad. Estas tapas no solo son más resistentes y flexibles, sino que también transmiten una sonoridad más rica, profunda y duradera.
Cuando, en cambio, la madera se corta con sierra forzando la beta, se pierde parte de estas cualidades acústicas. Por ello, el corte a la cuña se ha mantenido como un símbolo de respeto a la tradición y garantía de excelencia.
La memoria de la familia Ramírez y la búsqueda de la mejor madera
La historia de Guitarras Ramírez está llena de recuerdos ligados a la selección de maderas. Amalia rememora cómo su padre recibió una partida de palosanto de Brasil que no cumplía con las expectativas. Tras su reclamación, el proveedor envió como compensación una pieza extraordinaria que en el taller bautizaron como “el jamón”. Durante meses nadie se atrevió a abrirla, hasta que finalmente lo hicieron y descubrieron un palosanto de una belleza incomparable. De aquella pieza surgieron guitarras que viajaron por todo el mundo, convirtiéndose en embajadoras del sonido Ramírez.
Tradición que mira al futuro
Hoy, debido a las normativas de protección de especies y a la dificultad de adquirir troncos completos, trabajamos con proveedores especializados que nos suministran las maderas ya preparadas. Sin embargo, mantenemos intacto el mismo criterio que nos ha guiado desde 1882: elegir siempre maderas seleccionadas con rigor y respeto, para crear guitarras que ofrezcan la mejor sonoridad posible.
Cada instrumento Ramírez es fruto de una combinación de saber heredado y búsqueda constante de excelencia. Desde el corte inicial de la madera hasta los últimos detalles de barnizado, cada paso refleja el espíritu de una saga de guitarreros que ha marcado la historia de la música.
